Esta residencia celebra la arquitectura a través de su majestuosa doble altura, donde la sala y la estancia en planta alta dialogan en un juego de volúmenes y luz. El imponente candil de 3 metros actúa como columna vertebral lumínica, capturando y difundiendo la generosa luz cenital que baña cada rincón.

El diseño se articula a través de una paleta cromática, donde grises neutros y azul marino contrastan con la calidez de maderas naturales en paneles y revestimientos. Estas texturas, crean transiciones fluidas entre espacios, marcando ritmos sutiles sin romper la unidad visual.

El verdadero protagonista es ese candil escultórico que trasciende su función, es una pieza artística, que dibuja patrones cambiantes sobre muros y pisos a lo largo del día. Un espectáculo diario que transforma el diseño interior en experiencia sensorial.